La primera vez que oí hablar de este término, RESILIENCIA, hoy tan de moda, fue hace ya ocho años. Estaba asistiendo, en aquel momento, a un maravilloso curso, que tenía por nombre “Programa de mejora empresarial”. Y fue una de las profesoras, nuestra amiga y colaboradora Ofelia Santiago, la que nos lo “espetó a bocajarro”, así, sin previo aviso.
Os podría dar muchas definiciones de resiliencia, pero voy a elegir la de Edith Grotberg, que dice que “la resiliencia se entiende como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas”.
Aunque es un término relativamente reciente, su esencia tiene que ver, entre otras cosas, con la aptitud ante el famoso vaso de agua: medio lleno, medio vacio. Optimismo o pesimismo.
Ciertamente, es un término que se puede (y debe) aplicar en todas las facetas de la vida. Pero como estamos en el espectro laboral de emprendimiento, voy a destacar algunas de las características que acompañan a un emprendedor resiliente.
Ser consciente de tus fortalezas y
Ser personas creativas e
Confiar en sus capacidades y saber pedir ayuda, consejo, manteniendo siempre el espíritu de aprendizaje, con humildad y flexibilidad.
Asumir las dificultades como una oportunidad de crecimiento y siempre con En mi opinión, este principio es fundamental y en él reside el secreto de la resiliencia.
Rodearse de personas positivas.
Como véis, la resiliencia es una herramienta que podemos adquirir, aprender y que nos ayuda a convertir cada momento difícil en una oportunidad de crecimiento, tanto laboral como personal. De hecho, las dos facetas van unidas.
Quiero terminar recordando una frase de aquel curso, que es tan cierta como la vida misma: “Lo único permanente es el cambio”. ¿Alguién lo duda?
Sonia Mancebo
Directora Rindemás, s.l.
